«Orwell toma café en Huesca»
Proyecto de escultura pública.
«Si alguna vez vuelto a España, prometo firmemente tomarme un café en Huesca», dejó escrito Eric Arthur Blair, George Orwell para la literatura universal, en su Homenaje a Cataluña, la obra más veces reeditada acerca de la Guerra de España de 1936-1939. El título es un guiño literario al ambiente revolucionario que el escritor conoció en Barcelona a su llegada a España a finales de 1936, pero en realidad, su presencia en la contienda tuvo lugar en la comarca de Los Monegros primero y en el cerco de Huesca después; ambos escenarios y las penurias de un tiempo convulso, quedan descritos con maestría y verismo en un libro que es referencia en la bibliografía sobre el conflicto español.
La Asociación Cultural Colectivo Ciudadano de Huesca junto con la británica Orwell Society, presidida por el hijo del escritor, Richard Blair, trabajan en la recogida de fondos para levantar una escultura pública que será donada a la ciudad, con el título «Orwell toma café en Huesca», que viene a resolver con carácter simbólico un deseo incumplido, expresado por el autor de obras tan influyentes en la historia de la literatura universal del siglo XX como Rebelión en la granja y 1984.
Para la materialización del proyecto, tanto el Colectivo Ciudadano como la Orwell Society han abierto sendas campañas de suscripción popular mediante la venta de bonos de apoyo y donaciones directas, así como una plataforma de micro mecenazgo.
En el proyecto, valorado en más de 25.000 €, interviene el acreditado escultor Javier Sauras, quien realizará una interpretación en bronce y bajorrelieve de la cita inmortalizada en el Homenaje, con la pretensión de que la escultura pública constituya un elemento cultural urbano que se pueda ubicar en un lugar céntrico, dada la importancia del personaje y su bibliografía, argumentos, asimismo, de atracción y promoción turística.
Además, se pretende la incorporación al pie del soporte escultórico, de una cápsula del tiempo en la que queden inscritos los colaboradores en la financiación, junto con el acta de donación a la ciudad, prensa del día y monedas de curso legal, como testimonio histórico de reconocimiento a todas las personas que hayan hecho posible el empeño artístico.
De Los Monegros al cerco de Huesca.
«Los montes de aquella parte de España tienen una forma curiosa, como de herradura, con la cima achatada y laderas empinadas que se precipitan en tremendos barrancos. En las cuestas más altas tan sólo hay matas raquíticas, brezos y los blancos huesos de la piedra caliza que asoman por todas partes. El frente no era allí una línea continua de trincheras, cosa imposible en un terreno tan montañoso; era simplemente una cadena de puestos fortificados, llamados en todos los casos “posiciones”, instalados en cada una de las cumbres».
Homenaje a Cataluña
George Orwell llegó a Barcelona a finales de diciembre de 1936 de la mano del Partido Laborista Independiente (ILP) y se alistó «casi por casualidad» como miliciano en el Partido Obrero de Unificación Marxista, POUM, dirigido por Andreu Nin y el altoaragonés de Bonansa, Joaquín Maurín. «Había fe en la revolución y en el futuro, una sensación de haber entrado de súbito en una era de igualdad y libertad», escribe.
Permaneció en un frente de escasa actividad, entre principio de enero y el 25 de abril de 1937. Su primer destino en la Sierra de Alcubierre fue el punto denominado monte Pucero. Tres semanas más tarde es enviado al monte Irazo. «Allí, en lo alto de aquellos montes próximos a Zaragoza –escribe de las trincheras monegrinas–, no había más que el aburrimiento y el malestar de las guerras en punto muerto». También piojos, ratas y suciedad, una atmósfera de frío, combatientes vestidos con harapientos uniformes, «olor a orina y a pan rancio», agua infecta trasportada en mulas desde Alcubierre…
Orwell apenas entró en combate, ni hubo de realizar demasiados disparos con un armamento, según refiere a menudo, escaso, obsoleto y precario. En el tiempo transcurrido en la sierra de Alcubierre sólo intervino en esporádicos tiroteos entre posiciones inalcanzables.
A mediados de febrero se traslada al frente de Huesca, en el entorno de La Granja y Monflorite, donde sufrirá una infección en una mano que lo mantendrá inactivo e ingresado en el hospital habilitado en la casa del prácticamente, un fascista que había huido a Huesca. Su esposa, Eileen, lo visitará durante algunos días.
Herida en el frente.
Un disparo en el cuello.
«Todas las personas que conocí por entonces –médicos, enfermeras, practicantes y pacientes como yo– me aseguraron invariablemente que un hombre alcanzado en el cuello que no muere es el ser más afortunado del mundo. No pude evitar pensar que habría sido más afortunado si no me hubiera alcanzado el proyectil».
George Orwell
Homenaje a Cataluña
El 20 de mayo de 1937, en el cerco de Huesca, George Orwell recibió un disparo en el cuello que a punto estuvo de costarle la vida. Así lo explica en Homenaje a Cataluña:
«Fue más o menos como estar en el centro mismo de una explosión. Me pareció percibir una detonación fortísima y un estallido de luz enceguecedora, y sufrí una sacudida tremenda, sin dolor, solo una sacudida violenta, como cuando se toca un cable eléctrico; y una sensación de debilidad extrema, de estar enfermo y no tener fuerzas para hacer nada. Los sacos terreros que tenía delante se alejaron hasta perderse en el infinito. Imagino que tiene que ser como cuando a uno lo alcanza un rayo. Supe al momento que me habían herido, pero a causa de la explosión y el fogonazo creí que me había alcanzado un fusil de los nuestros que se había disparado solo. Todo sucedió en una fracción de segundo. Un instante después se me doblaron las rodillas, me desplomé y me di contra el suelo un buen cabezazo que por suerte no me dolió. Tenía una vaga sensación de embotamiento, cierta conciencia de estar herido de gravedad, pero no dolor en el sentido corriente del término».
Evacuado al hospital de sangre de Siétamo, un barracón en deficientes condiciones en el que se practicaban curas de urgencia, la gravedad de la herida aconsejaba el trasladado a Barbastro en cuyo centro sanitario, atestado, pasará una noche antes de ser remitido a Lérida donde permanecerá cinco días. Una estancia de tres o cuatro jornadas se anota en el hospital de Tarragona desde el que es enviado al Sanatorio Maurín de Barcelona, donde se recuperará en el espacio de un mes.
Las consecuencias de la herida determinarán su baja como miliciano y la licencia definitiva en combate.
Escribir en guerra.
Como el propio George Orwell, una nutrida relación de escritores, periodistas y reporteros procedentes de distintos países del mundo escucharon la llamada de España, y se dispusieron a defender la causa de la República con las letras o con las armas. Algunos incluso pagando con su propia vida el compromiso antifascista que también movilizó a médicos, enfermeras y miles de brigadistas internacionales.
Buena parte de los intelectuales y profesionales que narraron la peripecia de las milicias y el Ejército Popular en lucha contra los militares sublevados el 18 de julio, visitaron el frente de Aragón.
Salida de España.
George Orwell, todavía no recuperado de la grave herida recibida en el cuello, y su mujer Eileen O’Shaughnessy, subieron a un tren en Barcelona en dirección a París en la mañana del 23 de junio de 1937. El escritor y su esposa tomaron asiento como turistas en el vagón restaurante situado en primera clase, circunstancia que evitó inconvenientes preguntas de los policías que anotaban los nombres de los extranjeros que viajaban a Francia en segunda y tercera. Cruzaron la frontera de Portbou sin contratiempos y se apearon en Banyuls, donde pasaron unos días de descanso.
«Al final supimos que nos habíamos marchado en el momento oportuno», escribe Orwell en Homenaje a Cataluña, cuando tomó conciencia de los riesgos que corrían los miembros del POUM que estaban siendo encarcelados por la policía política. Ellos mismos habían pasado a integrar las listas de «trotzquistas pronunciados» a los que había que perseguir.
La Guerra Civil se convirtió en el acontecimiento más importante en la vida de Orwell, quien asegura en el relato literario de su presencia en España: «Es curioso, pero después de las experiencias que he vivido no tengo menos sino más fe que antes en la honradez de los seres humanos».
Galería.
Contacto.
Promueven:
Colectivo Ciudadano de Huesca & Orwell Society
Colaboración:
Micro mecenazgo: https://gofund.me/2274ea7e
Otras aportaciones: Banco Sabadell ES20 0081 0380 4700 0177 9379
Venta de bonos de apoyo para el proyecto de escultura pública en Huesca.
Librerías que colaborar con el Colectivo Ciudadano de Huesca y la Orwell Society:
Huesca:
- Anónima. C. Cabestany, 19. Tel: 974 24 47 58
- Masdelibros. C. Zaragoza, 23. Tel: 974 24 42 33
Barbastro:
- Castillón. C. Romero 3. Tel: 974 31 12 88
- Ibor. C. General Ricardos 25. Tel: 974 31 04 88.